SOBRE LA NECESIDAD DE UNA REFORMA POLÍTICA EN ARGENTINA


Estamos absolutamente convencidos de que tener un Parlamento o Congreso de calidad, es imprescindible para tener una República Democrática exitosa.

Lamentablemente el cargo de legislador es considerado por muchos políticos como un trampolín hacia cargos ejecutivos, sin reparar en la tremenda importancia de su función, que es, ni mas ni menos, proponer y sancionar las leyes que condicionan la vida de los ciudadanos, aparte de otras responsabilidades tan importantes como
designar o destituir altos funcionarios de los poderes Judicial o Ejecutivo.

Es evidente que contar con Diputados y Senadores honestos y eficientes es tremendamente importante, por lo tanto, está claro que los ciudadanos deben tener la posibilidad de apoyar, censurar e incluso destituir a los legisladores, mediante instrumentos tales como el Referendum Vinculante y la Revocatoria de Mandatos, dos instrumentos inherentes a las Democracias Participativas, ya sean Directas o Semidirectas. También queda claro que cambiar nuestro Sistema Presidencialista por uno Parlamentario, sería la frutilla del postre.

Sin llegar a buscar ejemplos en el llamado "primer mundo", debemos saber que países latinoamericanos como Chile, Uruguay y Perú, cuya calidad institucional no es muy distinta a la Argentina, disponen del Referéndum Vinculante, la Consulta Popular y la Revocatoria de Mandatos.
Mediante estos instrumentos constitucionales, los ciudadanos pueden revocar el mandato de legisladores que cometan actos de corrupción, no cumplan con lo prometido en campaña, o demuestren manifiesta incapacidad para desempeñar los cargos para los que fueron elegidos. Además, los ciudadanos pueden manifestarse a favor o en contra de leyes que afectan sus vidas y patrimonios.

Seguramente todos recordamos a numerosos políticos cuyos discursos "desde el llano" en defensa de la República, la Democracia, la Justicia, y del Bien Común, eran brillantes... pero luego de ser elegidos para ocupar algún cargo, actuaron exactamente en sentido contrario a todo lo declamado.

Es evidente que de nada sirve el voto democrático, si luego los elegidos pueden cambiar su postura impunemente, o actuar con negligencia, sin que sus mandantes tengan ya la posibilidad de sancionarlos por su traición o impostura.

No nos engañemos, esas cosas tienen mas relación con una Monarquía Absolutista, que con una Democracia Republicana.

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