PARTICIPACIÓN Y CALIDAD INSTITUCIONAL
Debemos ser conscientes de la pobrísima calidad de nuestras instituciones y del bajo nivel de interés y participación de los ciudadanos en la vida política, sin embargo no hay que engañarse, la política es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los políticos.
Es habitual escuchar a compatriotas de todos los niveles, declamar que los argentinos “merecemos" tal o cuál cosa, o por el contrario, que “no merecemos" esto o aquello. Entonces cabe preguntar: ¿Qué es lo que hemos hecho a nivel masivo, para merecer o dejar de merecer tal o cual cosa?.
La respuesta es contundente: a nivel masivo, hemos hecho poco, o nada. Obviamente hay algunas excepciones, pero son eso: excepciones.
Un país mejor y una sociedad mejor, solo se logra con la participación masiva de un pueblo educado, informado, solidario, democrático y políticamente activo.
Si fuéramos capaces de mirarnos al espejo, veríamos cuántas falencias tenemos en estos aspectos.
No queremos ser derrotistas, pero si realistas, y reflexionar sobre nuestras carencias. Si no hacemos lo que debemos hacer, nadie lo hará por nosotros.
Por otro lado, si hablamos de calidad institucional, es inadmisible que la mayoría de los presidentes argentinos actúen como monarcas, arrogándose funciones legislativas, interfiriendo con el poder judicial, y otras barbaridades por el estilo, sin que nadie reclame, y sin que exista aunque sea una ONG, que intente concienciar y movilizar al ciudadano contra estos horrores institucionales.
El ex presidente Duhalde dijo hace unos años, que los políticos argentinos “somos una mierda” (textuales palabras) y que debería cambiarse nuestro sistema presidencialista por uno parlamentarista, al estilo europeo.
Sin embargo, nadie tomó nota de este notable y tal vez irrepetible "sincericidio".
Sería ingenuo creer que ese cambio de sistema es la solución de todos los problemas, pero sería un importantísimo punto de arranque para refundar nuestra democracia, luchando por imponer las siguientes reformas...
1º) Eliminar las listas sábana, eligiendo a los legisladores de manera individual por circunscripción.
2º) Votar usando una boleta única de papel.
3º) Exigir la revocatoria de mandatos mediante Referendum popular vinculante para todos los cargos públicos.
4º) Exigir "Ficha Limpia" a todos los candidatos, impidiendo que los procesados por delitos penales se presenten a elecciones, hasta que cumplan su condena o sean sobreseídos de manera definitiva.
5º) Limitar los mandatos de todos los cargos públicos a solo dos (2) períodos.
Si fuera posible concretar todas estas reformas, nuestro país sería muy distinto.
Y si aún así las cosas no marcharan bien, entonces si tendríamos derecho a decir que “no merecemos" tal o cual calamidad, o que “merecemos" tal o cual bienaventuranza.
Mientras tanto, basta de quejarse, y a trabajar por un país mejor.
Por otro lado, si hablamos de calidad institucional, es inadmisible que la mayoría de los presidentes argentinos actúen como monarcas, arrogándose funciones legislativas, interfiriendo con el poder judicial, y otras barbaridades por el estilo, sin que nadie reclame, y sin que exista aunque sea una ONG, que intente concienciar y movilizar al ciudadano contra estos horrores institucionales.
El ex presidente Duhalde dijo hace unos años, que los políticos argentinos “somos una mierda” (textuales palabras) y que debería cambiarse nuestro sistema presidencialista por uno parlamentarista, al estilo europeo.
Sin embargo, nadie tomó nota de este notable y tal vez irrepetible "sincericidio".
Sería ingenuo creer que ese cambio de sistema es la solución de todos los problemas, pero sería un importantísimo punto de arranque para refundar nuestra democracia, luchando por imponer las siguientes reformas...
1º) Eliminar las listas sábana, eligiendo a los legisladores de manera individual por circunscripción.
2º) Votar usando una boleta única de papel.
3º) Exigir la revocatoria de mandatos mediante Referendum popular vinculante para todos los cargos públicos.
4º) Exigir "Ficha Limpia" a todos los candidatos, impidiendo que los procesados por delitos penales se presenten a elecciones, hasta que cumplan su condena o sean sobreseídos de manera definitiva.
5º) Limitar los mandatos de todos los cargos públicos a solo dos (2) períodos.
Si fuera posible concretar todas estas reformas, nuestro país sería muy distinto.
Y si aún así las cosas no marcharan bien, entonces si tendríamos derecho a decir que “no merecemos" tal o cual calamidad, o que “merecemos" tal o cual bienaventuranza.
Mientras tanto, basta de quejarse, y a trabajar por un país mejor.
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